Pasan los años, pero Miguel Jorge (también conocido como “Reynolds”) se sigue viendo impecable, como cuando aceleraba en los autódromos del norte. El varias veces campeón de Monomarca (sumó cuatro títulos), santiagueño de nacimiento hace 76 años, pero tucumano por diversos motivos, no pierde la pasión por los motores. De hecho, durante la visita del Turismo Nacional al autódromo de Las Termas, se paseó por los boxes observando cada detalle de la preparación de las máquinas, saludando amigos y compartiendo anécdotas con todos.
- Aunque no corras, igual el ruido de motores te llama…
- Y sí, vengo seguido. Vine a ver a ver correr a los chicos Ortega, a Mohamed. Con este último corrí varios años en las categorías zonales. Grandes luchas fueron esas. Y tiene un padre que es un loco del trabajo.
- ¿Te dan ganas de subirte a un auto y acelerarlo?
- Ya no es lo mismo que antes. Los años pesan, ya uno se hace más cuidadoso, evita los golpes. Hasta hace algunos años pisaba el acelerador a fondo, ahora ando más despacio. ¡Quiero tirar unos 10 años más, jaja!
- ¿Alguna vez aceleraste en la pista de Las Termas?
- Una sola vez lo hice, me subí a un auto que me prestó Bernardo Ortega. Yo ya estaba operado del corazón, me agité mucho, me cansé. Era un coche con volante al medio, no era fácil de llevar. Igual, uno no se olvida del manejo.
- ¿La experiencia como piloto te valió en el manejo de la ruta?
- Desde ya. Sin ir más lejos, el otro día venía fuerte, desde Pozo Hondo. Doblé muy cerrado y me doy con que le faltaba un pedazo de hormigón al camino y que estaba tapado por pasto. Se partieron en el medio las dos llantas. Pero por la experiencia que tengo en el manejo no volqué el auto, pude estabilizarlo.
- Los años y la experiencia van de la mano…
- Y sí. Cuando corría, el mayor del grupo era Carlos Acotto; a los otros le llevábamos el doble de edad. Lucas, por ejemplo, cuando corría era un changuito.
- ¿Te da nostalgia el tiempo de piloto?
- No, eso ya fue. Yo me “mataba” en la pista, no me gustaba perder, me entrenaba mucho físicamente. Era exigente conmigo mismo y eso a la vez era una exigencia para los demás. Me acuerdo que los domingos me iba a andar en bicicleta, hacía unos 100 kilómetros, aunque llueva. Iba al gimnasio, jugaba al pádel, andaba en patines.
- Hacer trabajo físico hoy es una costumbre, antes no tanto…
- Puede ser. Recuerdo una vez que corrí tres carreras el mismo día y a mí no se me mojó el buzo, tal el estado físico que tenía.
- ¿Esa fue la clave de tus títulos?
- Lo que gané se lo debo al “Toti” Farina, que un día me dijo: “che Miguel, vos andás bien. Ya que gastás tanta plata, por qué no lo hacés bien”. Entonces me sugirió un buen chasista. Recuerdo que un amigo me consiguió a alguien en Buenos Aires. Corría el año ’88, el hombre me preguntó cuántas carreras faltaban, trabajó bien y los resultados aparecieron al año siguiente: fui campeón en el ’89, ’90, ’92 y ’96. Corrí hasta los 56 años.
- ¿Alguna carrera que recuerdes, alguna maniobra?
- De carreras no me acuerdo nada. De maniobras… sí una. Venía con Solís, juntos por tres o cuatro vueltas. Yo lo seguía. En la última vuelta decidí ir por arriba en la Curva de Solís, lo aceleré al auto, le gané la cuerda y después la carrera. Toda la tribuna se paró para ovacionar la acción.
- ¿A qué gente de aquella época ves, a quiénes frecuentás?
- Veo a varios, Marcelo y Javier Chediac, Mario Berral. Con los hermanos El Eter, aún nos juntamos. También con “Lalo” Formoso, “Cacho” Chico, “Lelo” Alonso. Solemos vernos en el parque todos los domingos y hablamos de tiempos idos. “Cacho” se pelea siempre con “Boni” Blasco, es todo un momento.
- ¿Cómo ves a los pilotos que corren hoy en el TN?
- Los veo bien a los hermanos Ortega, Juan y Pablo. Recuerdo que al papá de ambos lo llevé a correr yo. Juan escucha mucho, eso es bueno. “Pirincho” Parra solía hacerlo conmigo, el “Flaco” Chincarini también. No sé de las categorías tucumanas, y no me gusta el rally. Sigo a Carlos Moreira Gibilisco, tiene un papá y un abuelo muy trabajadores.
- ¿Qué sensación tenés en tu cuerpo cuando los motores suenan en una pista?
- Me gustaría estar arriba de un auto, pero para poder correr y estar a la par de ellos tengo que tener mucho entrenamiento físico y horas de vuelo arriba del auto. Conocerlo es muy importante.
El porqué de “Reynolds”
Se acercaba el debut en el automovilismo, pero Miguel Jorge no quería que su familia supiera que iba a correr. Cuando la carrera ya era inminente, surgió un apodo, “Reynolds”, que salió del apellido de su amigo, Antonio Ramón. “Ponete Reynolds y listo” fue la “orden” y el seudónimo quedó firme.